Crisis diarias hasta que llegué aquí

Podría ser mentira. 

¿El qué? 

Este correo de Samantha que te voy a pegar aquí abajo.  

Pero yo te lo pego y tú juzgas. Si has ido alguna vez al médico por tus síntomas, te interesa: 


Me encanta leer tus mails todos los días. No he acabado aún el curso de desaprender la migraña pero estoy súper contenta y mucho mejor de lo que estaba cuando empecé 🙂

Mil gracias por todo el trabajo que hacéis.

Quería compartirte una foto que encontré hoy en mi habitación porque estamos limpiando el caos después de una obra de 2 meses.

Es una “receta” que me hizo unx neurólogx una vez que fui a consulta. Yo estaba explicándole cómo era mi sufrimiento (en ese momento tenía crisis prácticamente día sí y día no) y de pronto me suelta un

-¿Pero tú comes queso?

-Ehm… sí?

-¿y enlatados?

-sí, normal…

Y empieza a escribir en esta hoja todo lo que supuestamente yo no podía comer porque eran desencadenantes

[Samantha me adjunta foto de receta con estos elementos escritos a mano] 

  • Quesos amarillos
  • Enlatado
  • Edulcorantes
  • Cítricos
  • Soja
  • China
  • Chocolate
  • Vino tinto
  • Whisky
  • Cerveza
  • Champiñones
  • Frutos secos

(Perdona el sucio en la hoja, pero la he visto ahora después de más de 2 años ahí cogiendo polvo y me entraron las risas)

Ese día recuerdo que me enfadé muchísimo y fui a comerme una pizza con champiñones, tomate y bien de queso, porque yo no podía creer que me esperara una vida de prohibiciones. Yo así no quería vivir.

Eso me fragilizó muchísimo y el verano pasado llegué a tener crisis diarias hasta que llegué aquí.

En fin, que me entraron las risas al ver ese disparate de receta.

Si te apetece compartirlo en algún email tienes mi permiso 🙂


¿Que si me apetece? Pardiez, es lo mejor que puedo compartir hoy con diferencia. 

Tiene de todo: testimonio del curso de migraña, testimonio de que aún quedan médicos del pleistoceno que van contra la ciencia más básica, y pizza. 

Qué más voy a pedir. 

Por cierto, la lista de desencadenantes de arriba. 

“Pues lo que dice es verdad, yo cuando tomo X luego me da una crisis”

Pues sí, sí, es verdad. 

Hasta ahí es verdad. 

Puede haber correlación entre tomar esas cosas y luego tener una crisis. 

Ahora… ¿existen alimentos / bebidas que provoquen crisis? 

No. 

No existe ninguno. 

Ninguno. 

“pero a mí…” NINGUNO. 

Y cuando comprendes eso, cuando lo comprendes bien y lo integras bien, los desencadenantes dejan de desencadenar. 

Y te puedes dedicar a mojar queso en whisky y zampártelo sin ninguna preocupación por lo que pasará después. 

Esto es posible, se conoce desde la neurociencia desde hace unas pocas décadas y se puede revertir.  

¿Cómo? 

Te lo contamos en los correos:

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