Todos los seres humanos, por el simple hecho de ser humanos, tenemos síntomas.
Forman parte de la vida.
Lo único es que a veces se enredan y se generan bucles, y a veces no.
Y que se enreden o se hagan bucles no tiene nada que ver con las capacidades de la persona.
A un 40% de la población se le enredan, de hecho. No es un problema de unos pocos, aunque puedas sentirte muy sola
Recibimos información de forma constante y el cerebro se lo traga todo.
Información de la tele, del tuiter, de coleguis, familiares, sanitarios y de la señora del bus.
Al cerebro le llega esa información y la procesa, almacena, evalúa.
Vete tú a saber lo que hace por detrás, tú solo te enteras de las conclusiones que saca.
No es que tú pienses en el síntoma. Es que están pasando chorrocientas cosas sin que te enteres, sin que participes.
Toda información tiene algo de peso.
Si te tiras el día viendo stories de instagram de posturas adecuadas o truquis para el síntoma, estás vendida.
Es muy difícil salir airosa de toda esa información constante.
Como decía un malote de mi instituto, que le dio por la mala vida y el rap:
Por muy listo que seas, cuando cagas meas.
Bueno, en su bloc de notas de rapero ponía x mui listo k seas kuando kagas meas. Que tiene más fuerza.
Todos se reían de la frase, a mí me parecía magnífica.
Tanto que me sigo acordando 20 años después.
Te pone en tu sitio, no como Mr Wonderful.
x mui listo k seas kuando kagas meas
Joder, qué poeta.
Cambia la información que le das de comer al organismo, y los síntomas cambiarán. Da igual lo listo que seas, la información cala.
¿Y dónde está la buena información?
Aquí. Los correos son todo buena información desfragilizante, biológica, fisiológica.
Un poco cada día y a vivir: