Hace unos días fui a un evento que no tenía nada que ver con el dolor ni con la salud.
Nada nada que ver, lo prometo.
En el descanso, me uní a un grupito y estaban hablando de sus “achaques”.
Dolores de hombro, cadera, por supuesto cabeza, pies.
Ansiedad, insomnio, estrés.
Se acababan de conocer e, insisto, el evento no tenía nada que ver con la salud.
No eran personas de 105 años (que por cierto, tampoco estaría justificado).
Tenían unos 35 años de media.
35 años.
35 años.
Me fui moviendo por grupitos y no fallaba: en menos de 5 minutos, alguien hablaba de algún síntoma.
Se estuvieron dando consejos unos a otros:Pues te voy a recomendar a mi nutricionista, es maravillosa.
No, tranqui, si voy una vez al mes a mi fisio, que es maravilloso también, y mano de santo (!!!?!?!??!?!) (lo de tener que ir al fisio una vez al mes nunca dejará de fascinarme)
Mira, hago estos ejercicios así así y así y me funciona (?!?!??!)
Yo fui el otro día con mi dolor de hombro a mi [meter nombre de profesión que desconocía hasta entonces]. Me dijo que era por mis ancestros y ahí entendí todo.
No recuerdo más consejos premium porque en un punto mi cerebro debió cortocircuitar.
Ahí, intentando mantener la compostura mientras me tomaba el batido detox purificante fragilizante que nos daban.
Me he acordado de todo esto porque hoy en twitter he visto la última moda.
Bueno, igual no es última moda, pero yo me he enterado hoy.
Que resulta que hay gente que se dedica a asolearse el ano.
Asolearse el ano. Sí.
O sea, tomar el sol en todo el asterisco. Aseguran que sirve para recargar energías y que es sanísimo.
Yo es que ya no sé.
Diría que por favor, no pruebes eso en casa, pero no quiero insultar a la inteligencia de la gente apuntada en esta lista de correo.
Llevo años pensando que joe, que lo de GoiGroup de primeras suena un poco raro.
Pero es que debe de ser lo más normal que se escucha por ahí. Visto lo visto.
Cerebro, biología, evolución. Poco más hay.
Y cada jodía frase que decimos en los cursos está sustentada por artículos científicos. No por intuiciones ni “pues yo creo que…”.
Eso sí: no tiene ningún misterio entenderlo. Aplicarlo ya es otra cosa, eso se hace poco a poco, pero entenderlo es muy fácil.
Decides aquí: