Pues nada, yo me retiro y voy a dejar que los demás me escriban los correos.
No sé qué pasa esta semana que estáis mimosos. Pero nosotras nos dejamos hacer.
Doy paso a Ainhoa, que me escribió ayer y le pedí permiso para usarlo en el correo de hoy. Iba a quitar trozos para que quedase más corto, pero no tiene desperdicio y lo dejo entero.
Seguro te hará reír, llorar, empatizar y de todo:
Después de dos semanas esperando para empezar a hacer el curso de la migraña ayer decidí que ya estaba bien, que no podía hacer con este curso lo mismo que hago con la bicicleta elíptica: comprarlo y esperar que por la simple razón de tenerla ahí, de esquivarla para no darme contra ella cuando quiero salir al balcón vaya a hacer efecto.
Menuda mierda: la pasta que pagué por ella y mis músculos no se han tonificado ni un poco. De echo incluso afirmaría que mis cuartos traseros están adquiriendo dimensiones nunca antes conocidas en este cuerpasso mío.
Te hago un resumen de cómo llegué a vosotros:
Hace cosa de un par de años mi marido me dijo que un amigo suyo se había acordado de mí porque había un médico y unas chicas que daban unas charlas, que si tal…
Me mandó hasta enlaces y siceramente ni los miré porque pensaba “Buah! Otro charlatán con túnica de colores que me va a decir que todo está en mi cabeza y al que como me diga que mi dolor no es real la bolsa de colostomía le va a acompañar de por vida porque le voy a meter su propia cabeza por el culo”.
Perdona la violencia, pero es que ese tipo de comentario me ha puesto siempre de muy-muy mala ostia. Y ahí quedó la información perdida entre cientos de mensajes de Whats app.
Hace unos tres meses empecé la enésima rehabilitación cervical y dió la casualidad que ese fisio no me había visto nunca porque estaba cubriendo una baja por maternidad. Cuando le expliqué mi historia me preguntó “¿Has oído hablar de Arturo Goicoechea?” Yo le dije que no y empezó a contarme las cosas así un poco por encima dejándome a mí la labor de investigación.
La cosa es que ese mismo mediodía me puse a trastear porque no perdía nada (no habré navegado yo horas y horas por la red buscando soluciones ¡madre mía!) Me metí en la web y flipé porque lo que recuerdo es que me reí, me reí un montón. Me encantaba como estaba escrito todo, con que sencillez, que humor, que poca pretensión (ninguna) de “Semos loh mehore”.
La cosa es que cuando iba leyendo lo que escribías en la web (ahora sé que eras tú), sentía como un run-run, algo de “esto me suena”. Copié el enlace y se lo mandé al amigo de mi marido preguntando “¿De estos me hablabas?”
Me contestó que sí y cuando yo ya iba a llamar para coger cita con Arturo me dice este mismo amigo:
– Lleva años ya jubilado
– ¡No me jodas! Pues tío, me interesaba porque total, por probar…
– Pero siguen, eh? Tienes gente que aplica su metodo
– Ya tío, pero ¿serán de fiar?
– Supongo… Dos de ellas son sus hijas y la tercera mi novia
A la noche me llamó María para decirme que no erais chamanes, que me duele y me duele de verdad y para decirme una frase que se me quedó grabada a fuego “Tu tienes un problema con la alarma, no con los ladrones”
Me recomendó el libro de Arturo, me puse unos cuantos podcast que encontré por ahí, me suscribí a los correos y ya cuando me mandaste el audio de Maite dije “Venga! Ya!” (Por cierto: ese audio se lo puse a mi prima que lo está pasando francamente mal con la migraña y lloró mares de la puta emoción de sentirse comprendida)
Y como te decía, ayer me puse con el curso y tengo un problema con él:
y es que MAría dice que hay que ir haciéndolo poco a poco pero ¡no puedo! Es como un buen libro de novela policiaca en el que dices “No me puedo quedar así, un capítulo más y ya paro” Y… Aquí sigo.
Os recomiendo encarecidamente que si es necesario hacer el curso poco a poco, lo rehagais por completo y contrateis a gente sin carisma para hacerlo porque con vuestro equipo eso no se puede.
Yo no sé si mi migraña va a desaparecer, pero de momento me siento comprendida, acompañada… Y eso anímicamente me ayuda un montón. Os mando un abrazo enorme a todos.
Ainhoa
P.D: Ahora voy a por mi nueva obsesión, buscar artículos de Arturo. La semana pasada tocó oir en bucle a Robe Iniesta. ¿La semana que viene? Ojalá usar la elíptica con su auténtica finalidad y no como perchero
Pobre, estuvimos persiguiéndola como la peste hasta que no tuvo más remedio que sucumbir.
Si quieres saber más sobre nuestras formaciones y herramientas, síguenos por correo y te lo contamos enseguida: